UNA PATRULLA
EN LA LINEA DE FUEGO
Continuando
con el extenso anecdotario que dejó la historia olvidada un subteniente de
reserva realiza su aporte sobre los días de su convocatoria al servicio activo.
Egresado del Liceo Militar “General Manuel Belgrano” como bachiller y subteniente de reserva
fue incorporado al servicio activo cuando ya había comenzado casi dos meses
antes la mayor movilización militar que conoció nuestro país.
En los primeros días de diciembre del 78 el ex cadete
Miguel Márquez fue convocado y en el Distrito Militar Santa Fe recibió su
uniforme mimetizado que incluía una jineta con la estrella plateada de
Subteniente y demás equipo complementario. Así equipado fue destinado a una
unidad en el monte misionero.
Aún recuerda la saturación gastronómica de bife de
cebú con puré de mandioca, el acondicionamiento de emergencia que se hizo de un
viejo y abandonado destacamento de Gendarmería Nacional en proximidades de San
Javier y las diarias caminatas de casi 20 kms hasta Itacarué donde habían emplazado
una suerte de terreno para entrenamiento de la improvisada tropa.
Cuenta el
subteniente que estaban al mando del entonces capitán Aldo Rico y que en una de
las tantas prácticas ordenadas sobre el terreno de Itacarué una sección quedó
realizando prácticas de tiro en el improvisado polígono mientras que otra, que
quedó a su mando, inició un patrullaje por la selva espesa y cerrada.
Iniciada la marcha a puro machetazo a la casi pérdida
de la noción del tiempo se le sumó la pérdida en la orientación. De pronto
comenzaron a escuchar silbidos entre el follaje que prontamente advirtieron
como disparos que resultaron ser los de la propia tropa y que por milagro
ninguno resultó herido.
Lo que había ocurrido es que por ese inexplicable
capricho de la conducta humana la patrulla había caminado en círculo hasta
ubicarse detrás del sector indicado como línea de fuego del polígono.
Coincidencias
En otro orden de
cosas, el subteniente recuerda que dada las características del armamento que
poseían y ante la imposibilidad de frenar un avance de las tropas brasileras se
había dispuesto como estrategia eventual pasar a una guerra de guerrillas.
Una situación que no resulta descabellada si prestamos
atención a que entre los planes trazados al otro lado de la cordillera se
encontraba, precisamente, iniciar una guerra de guerrillas en el extremo sur de
la provincia de Santa Cruz y aún en el propio suelo chileno. “Más al Sur, a la altura de Villa la Angostura y el entonces
paso Puyehue (hoy, Cardenal Samoré) en la ciudad de Osorno se formaron los
“Huasos de Bueras”, algo así como “los gauchos de Bueras”. Este grupo de
civiles voluntarios era entrenado militarmente los sábados con la idea de
enviarlos a la línea de batalla fundamentalmente para realizar una guerra de
guerrillas o desgastes sobre las tropas argentinas. Esa zona era defendida por
el Regimiento de Ingenieros 4 “Arauco”. (Fragmento del libro “Hubo Penas y
Olvidos”)
Cabe destacar que José Santiago Bueras y Avarias es un
prócer chileno que participó en la guerra de independencia e incluso escapó
hacia Mendoza donde se puso a las órdenes de San Martín quien lo envió
clandestinamente a su país para organizar una guerrilla en la región de Aconcagua.
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