PRECISIONES DE LO QUE FUE Y DE LO QUE PUDO SER
Si bien existió un día D, precisado para dos
jornadas antes de Navidad, el plan diseñado para el “Operativo Soberanía”
incluyó varias Horas H.
22 de Diciembre de 1978. Como primera actividad, se ordenó a los efectivos del Batallón de Ingenieros en Construcciones 121 (Santo Tomé-Santa Fe), acantonados en la Sociedad Rural de Río Gallegos, juntar los efectos personales, ordenar y limpiar el lugar. La excusa. Un general pasaría revista en las próximas horas.
A media mañana,
las compañías que se encontraban en el lugar subieron a pie por Avenida San
Martín en la capital santacruceña e ingresaron a las instalaciones del Batallón
de Ingenieros de Combate 181. Allí tuvo lugar la formación más numerosa
registrada en el V Cuerpo de Ejército y fue encabezada por su comandante (y
comandante del Teatro de Operaciones Sur – T.O.S.) el General José Antonio Vaquero
secundado por su Estado Mayor y jefatura de las unidades presentes.
Su arenga fue
breve, clara y contundente. En las próximas horas se entraría en combate.
En esa
oportunidad, parafraseó al General George Patton, adaptando las palabras a la
circunstancia imperante: “¡¡¡Si Dios los
llama a la gloria, solo les pido que antes de caer en combate maten a 7
chilenos… porque con esa proporción, los barremos del mapa!!!”. Una
ecuación simple, para momentos tan complejos.
Su reclamo fue,
como cierre seguido por otro al que la tropa estaba más acostumbrado: “¡¡¡Agrupación…?! ¡Subordinación y Valor!!!!”,
rematado por el “¡¡¡Para defender a la
Patria!!!” vociferado por soldados, suboficiales y oficiales.
Eso vino a ser el
prólogo de lo que parecía avecinarse.
No lo sabíamos,
pero el Día D y la Hora H habían sido precisadas e informadas a los comandantes
de las fuerzas terrestre, aérea y naval.
Creo que tampoco
lo interpretamos en su magnitud, pero Vaquero nos estaba despidiendo antes de
que marcháramos a las posiciones preestablecidas para la articulación de la
batalla.
No se ha
desclasificado información al respecto, si es que ella ha sobrevivido al paso
del tiempo y los cambios políticos, por lo que aquel Día D queda precisado por
hechos concretos como el antes expuesto y por los desplazamientos que fueron
realizando distintas unidades del Ejército y la Armada.
El Día D fue el
22 de diciembre de 1978. En cuanto a la Hora H, debemos echar mano a un trabajo
realizado por el Capitán de Navío (r.) Alberto Gianola Otamendi, de la armada
argentina, titulado “TIERRA, FUEGO Y
AGUA. La isla de Tierra del Fuego y el canal Beagle durante el conflicto de
1978. Preludios de guerra” publicado en el Boletín del Centro Naval,
N° 837, Septiembre /Diciembre, del año 2013 e incluso considerando la remisión
que hace información aportada por el Capitán de Navío (r.) Ricardo Hermelo,
quien fuera Comandante de la Agrupación Lanchas Rápidas en 1978.
Con estos, y otros elementos de cotejo,
podemos indicar que la Hora H fue precisada a las 2.000 (20:00hs.) con inicio
en el mar. Según Gianola Otamendi, a esa hora la Infantería de Marina intentaría
ocupar en una primera acción las islas Walleston y Hornos, para luego hacer lo
propio sobre las centrales del conflicto: Lenox, Picton y Nueva.
Como toda Hora H tiene sus complementos, en
más y en menos, a la H+2 (es decir, a las 2.200 o 22:00 hs) desde las provincias
de Santa Cruz y Tierra del Fuego (partes integrantes del T.O.S.) comenzaría el
avance de unidades de Ejército (integradas con infantes de marina) con la
misión de traspasar la frontera y marchar para capturar Puerto Natales y Punta
Arenas.
A la H+8 (a las 4.000 o 04:00 hs del 23 de
diciembre) la Fuerza Aérea despegaría sus aviones para realizar bombardeos
estratégicos.
En esta etapa entraría en acción el Teatro
de Operaciones Nor Oeste (T.O.N.O.) al mando del comandante del III Cuerpo de
Ejército, General Luciano Benjamín Menéndez penetrando territorio trasandino
por el paso Puyehue (a la altura de Villa La Angostura) y el paso Libertadores
(hoy, Cristo Redentor, que lleva a la comuna chilena de Los Andes). El
objetivo: La primer de las columnas tomar Santiago y Valparaíso para cortar el
país al medio y evitar el aprovisionamiento de las tropas sureñas. La restante,
redireccionándose hacia el sur, tomar Osorno y Puerto Montt.
Por su parte, la Armada a través de su
aviación embarcada en el 25 de Mayo y
los distintos buques que completaban la escuadra en uno de los grupos de
acción, intentarían bombardear y tomar Puerto Williams, en tanto el otro grupo
debería neutralizar a la armada chilena.
Pero como toda acción principal o central
debe ser preparada, existen las horas en menos, contadas a partir de aquella
inicial Hora H.
Esto implica la entrada previa en acción de
comandos y observadores adelantados que prestarán un imprescindible servicio a
las piezas de artillería de campaña.
Es por esto que Gianola Oamndi da cuenta
que, conforme a la planificación y órdenes recibidas, a la H-2 (a las 1.800 o
18:00 hs del día 22) la Infantería de Marina intentaría avanzar sobre islas e
islotes menores del canal, como Freycenet, Hershell y Deceit.
Es posible que esta acción, o al menos
parte de ella hubiere sido abortada sobre la marcha atento a que la mayoría de
las islas estaban ocupadas por la Infantería de Marina chilena prácticamente
desde septiembre de 1978. Y con ello, habían minado y colocado obstáculos en
todas las playas.
En cuanto a la desactivación de la orden de
ataque, no hay demasiadas precisiones. Alguna fuente indica que fue impartida a
las 2.200 (22:00 hs.) del mismo 22 de diciembre y que muchas unidades,
secciones y pelotones la recibieron mucho después atento a que se había
impuesto un estricto silencio de radio que solo podía ser quebrado por vía de más
que justificada excepción.
En la Armada, una vez que se recibió la
orden de avanzar y atacar se complementó la misma con la decisión de que solo
se rompería aquel silencio radial si surgía una contraorden. Para ello no se utilizarían
frecuencias especiales ni código ni cifrados sino que se lo haría a través de
una frase clave.
Siguiendo a Gianola Otamendi, el Capitán de Navío (r.) Hermelo habría dado cuenta que aquella frase clave adoptada por la Armada fue: “No puedo proveerles víveres”, que habría sido recibida en la Agrupación Lanchas Rápidas a las 0015 del día 23 de diciembre.
Yo estuve ahí. Y aún hoy, cuando cuento, todavía algunos me dicen que eso no existió. No sé los por qué, querido Ricardo, pero en todo este tiempo, en estos 44 años ha ganado la desmentida y el ninguneo. Abrazo
ResponderEliminarLa llamaron "la guerra que no fue"...pero nos estuvieron preparando durante meses, creo que antes de que terminara el mundial de futbol ya se hablaba de laposible guerra con los chilenos....
ResponderEliminarFui movilizado y estuve ahí como Dragoneante c/59 del HEvac 121 HMP casi 5 meses. Como decís en tu libro, hubo penas y hay olvido. Duele mendigar que lo recuerde la historia
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