jueves, 26 de enero de 2023

APROXIMACIÓN A LO PERDIDO

Ushuaia una ciudad con memoria selectiva pareciera resistir a la verdadera historia

 Una visita a la ciudad más austral del mundo y una recorrida parcial -y forzadamente limitada- por el canal del Beagle.

  

Tuve la oportunidad de visitar la capital fueguina, llevándome da la impresión de que sus habitantes (particularmente sus autoridades) no terminan de consolidar su recuerdo sobre el particular verano de 1978.

Un título de la época publicado en diario La Nación realiza una instantánea de aquellos días describiendo a Ushuaia como una ciudad sin niños. En su entonces peligroso aeropuerto –como así también el de Río Gallegos- se vivieron horas de zozobra cuando la gente se agolpaba y pugnaba por conseguir un pasaje del avión que los alejaría de una zona segura de bombardeos y combates.

Conforme el almanaque avanzaba hacia la navidad de aquel año, las calles de Ushuaia comenzaron a ser transitadas, en su mayoría, por personal y vehículos militares. Solo los jefes de familias habían quedado en sus hogares para continuar con sus actividades laborales. Todos los niños y las mujeres habían migrado. O, mejor dicho, casi todas las mujeres, porque allí permaneció un grupo de 120 cuyos nombres hoy son recordados como las “Damas Centinelas del Canal del Beagle” y una placa las eterniza desde el año 2014 en una plazoleta de la costanera. Una placa a la que ningún lugareño se refiere ni la folletería turística sugiere visitar.

Habíamos contratado un city tour en una Land Rover y su amable chofer nos mostró lugares emblemáticos de la urbe. El puerto, la base naval desde la cual zarpó por última vez el ARA San Juan, la costanera, particulares barrios y el punto donde año a año se realiza la vigía por la causa Malvinas. Cuando nos dirigíamos al viejo aeropuerto (hoy, aeroclub) apareció ante nosotros, montada sobre tierra, la “P-82 Towora”, con sus dos cañones Bofors apuntando hacia el cielo por proa y popa.

Me sacudió una emoción tremenda. Le pedí al chofer que se detuviera, pero no accedió, prometiendo que lo haría al regreso tras visitar el aeroclub. Y así fue.

Cuando por fin llegamos, el conductor detuvo el motor pero no descendió junto a nosotros. Me acerqué lo máximo que un cerco de alambrado lo permitió. Las clásicas fotos y algunos comentarios explicativos que trataba de darles a mi familia sobre ese viejo ingenio naval allí apostado.

Al regresar a la 4x4, el guía estaba celular en mano buscando información de la Towora. Algo había encontrado y deslizó algunos comentarios. “Tenía la idea que la habían hundido en un ejercicio de artillería”, le dije como para justificar mi entusiasmo. No hubo respuesta, pero había una que estuvo faltando como guía turístico en pos del rescate de la historia oculta. La que fue hundida en una práctica militar fue su gemela P-84 Alakush. Indudablemente, no lo sabía. Nadie se lo contó.


En cercanías del Faro Les Éclaireurs se encuentra hundida la lancha Alakush

Tampoco lo supieron los tripulantes y guía del catamarán que habría de llevarnos a conocer el canal del Beagle. En nuestro caso, hasta el mal llamado “faro del fin del mundo” cuyo nombre real es Les Éclaireurs, ubicado sí en aquel curso de agua, frente a la bahía de Ushuaia. Pero en verdad no es el más austral ni el que inspiró a Julio Verne (éste se basó en al faro de San Juan de Salvamento, ubicado en las islas de los Estados).

¿Cómo se vincula Les Éclaireurs con la P-84 Alakush? Pues, la vieja lancha guerrera fue hundida en proximidades del faro en cuestión. Es decir, los catamaranes turísticos navegan sobre su helada tumba sin saberlo, o sin informarlo a los viajeros.

Por su parte la Towora, con mejor suerte, descansa sobre tierra desde el año 2009 en el lugar costero donde se proyectó alguna vez un parque temático nunca concretado.

 

El rol de Alakush y Towora

 

La Towora rescatada de su destino indigno aguarda se cumplan las promesas oficiales

Ambas embarcaciones fueron construidas por un astillero norteamericano en oportunidad de la 2ª Guerra Mundial y en 1948 –junto a otras 8 unidades- fueron vendidas a la armada argentina como material sobrante.

En 1968 fueron destinadas al área austral como respuesta a la incursión de la lancha rápida Quidora de la armada chilena en aguas de la bahía de Ushuaia. Diez años después cumplirían una importante misión en el marco del Operativo Soberanía: patrullar el sector occidental del canal del Beagle en una suerte de alerta temprana ante la posible incursión de navíos chilenos.

La P-84 Alakush estaba comandada por el Teniente de Navío Julio Vara en tanto que la P-82 Towora se encontraba a cargo del Teniente de Navío Carlos Olveira. Fondeaban en Bahía La Pataia.

Originalmente eran torpederas, pero tras desmontarles los tubos lanzadores se reconfiguraron como patrulleras para los 2 cañones Bofors de 20 mm fueron reemplazados por otros tantos de 40 mm y se le sumaron 4 ametralladoras 12,7 mm (2 por banda).

Arribadas al Área Naval Austral, se sumaron a la P-86 Indómita y P-85 Intrépida dotadas de 1 cañón Otto Melara de 76mm y 2 Breda Bofors de 40 mm cada, y las P-61 Baradero, P-62 Barranqueras, P-63 Clorinda y P-64 Concepción del Uruguay, todas de manufactura israelí y montadas con 2 lanzacohetes múltiples, 4 ametralladoras MGS 12,7 mm y 2 cañones Oerlikon de 20 mm, quedando así conformada la Agrupación Lanchas Rápidas.

Raleadas del servicio activo, como vimos, la Alakush yace en el fondo de la bahía de Ushuaia en tanto que la Towora se salvó de un destino humillante. Había sido donada a una entidad de actividades acuáticas que la transformó en un depósito provocando, lamentablemente, cambios en su estructura original. Aunque aún aguarda la concreción de aquel proyectado parque temático y tal vez, entonces, algún funcionario recuerdo lo que pasó en aquellas latitudes en 1978 y cuál fue el rol que interpretó la embarcación.

 

Los cañones del centro

 


    Los cañones del centro instalados en 1978 para defender la ciudad, hoy chatarra olvidada.

Tampoco se presta demasiada atención a lo que queda de una batería instalada con el objetivo esencial de sumarse al arco protector de la capital fueguina.

La posición contaba originalmente con 4 cañones de 105 mm con un alcance de 17 km. Las piezas estaban unidas entre sí por una red de túneles que en 1997 fueron clausurados por la Armada para evitar accidentes dado que, si bien originalmente la posición estaba fuera de la ciudad, con el correr del tiempo quedó dentro de ella y pasó a ser un lugar de juegos para los niños. Hoy son conocidos, por pocos lugareños, como “los cañones del centro” y allí permanecen, corroídos y cubiertos de grafitis.

 

Argentinos en las trincheras, chilenos en las casas

 

Todo lo antes expuesto es historia. Nada de lo antes expuesto se menciona en los tours que se comercializan en la ciudad capital de Tierra del Fuego. Solo en un par de pasajes de su discurso una joven guía hizo referencia al año 1978, pero desde un enfoque muy personal y sesgado: “Los soldados argentinos iban a comer a las casas de los chilenos que vivían en Ushuaia”.

Es auténtica aquella interacción. En mi caso, pero en la ciudad de Río Gallegos, la familia Álvarez nos había abierto –junto a otros dos soldados- las puertas de su casa de par en par. La señora, empleada en Vialidad santacruceña era hija de chilenos.

Pero no siempre se daba aquel vínculo y en un hecho registrado en cercanías de Ushuaia un soldado integrante de una sección de chaqueños respondió: “Nosotros no podemos ir a ninguna casa porque en Ushuaia los que no son chilenos están achilenados” contó el lugareño Oscar Zanola que los había invitado a comer pan dulce y tomar sidra la noche del 23 de diciembre (después del famoso día D y cuando ya se sabía de la mediación vaticana). El hecho fue recogido en la crónica “La gestión de Antonio Samoré evitó la guerra con Chile”, publicada por el diario La Nación el 22-12-98 y aún disponible en internet.

Pese a casos aislados de interacción con la población civil relacionada a Chile, en general existía cierta tirantés como la reflejada en el caso del chaqueño que rechazó el convite.

El soldado Javier Marega, integrante de la 2ª Sección de la Compañía Alpha del Batallón de Infantería de Marina 1 , durante un reportaje periodístico dio cuenta de que la tropa que integraba tomó a punta de fusiles una planta de YPF. “Sacábamos a los chilenos que vivían ahí en casillas de madera (con techos a dos aguas), eran de 2 x 2 esas casillas recuerdo. Algunos se resistían, pero los apuntábamos y salían, los metían en un camión y creo que los llevaban a la frontera que estaba cerca y ahí se iban, entraban a su país”. Marega se refiere a la Planta Orion de YPF ubicada en la costanera fuegina, próxima a la base y al hospital naval.

 Importancia Ushuaia en el TOS

 Lamentablemente, ha quedado en el olvido que toda Tierra del Fuego constituía un escenario más que importante en el Teatro de Operaciones Sur y por ello allí concentraron la mayor parte de las compañías de Infantería de Marina reforzada con comandos del Ejército.

Por eso se había dispuesto un sistema especial de protección con la artillería, con las piezas antes mencionadas, mas 7 cañones Breda Bofors 40/60 mm para proteger el viejo aeropuerto y la base aeronaval en tanto que otros 3 se ubicaron en Monte Gallinero (hoy, plena ciudad) para, junto con otros 9 cañones similares se cubría la zona de la Planta Orion, la Base y del Hospital. El techo del centro asistencial fue pintado de rojo con un gran círculo blanco encerrando la cruz roja a modo de advertencia a la aviación enemiga para no ser bombardeados. Dicho sea de paso, tal detalle se conserva aún hoy en día.

 Lenox, Picton, Nueva

 Me hubiese gustado visitar, o aproximarme, a las tres islas centrales que motivaron el enfrentamiento entre Argentina y Chile. Entonces pertenecientes a nuestro país, hoy, al trasandino: Lenox, Picton y Nueva.

Pero no fue ni es posible. Al parecer nadie pude siquiera acercarse a sus costas porque Santiago ha emplazado allí una fortaleza militar de envergadura para reafirmar su soberanía (aquella que pedimos en 1984 con un plebiscito) lo que les permite tener presencia en el Atlántico y proyectarse sobre el continente antártico.

Mientras los vecinos reafirman soberanía, los argentinos seguimos perdiendo memoria. Una pena.

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