SOLDADOS DEL EX–G.A.D.A.
121 RETORNARON AL VIEJO CUARTEL
Escenarios de ayer que hoy
programan recorrer nuevamente en un mañana cercano. Integraron la Compañía
América del desaparecido Grupo de Artillería de Defensa Aérea y en 1978
marcharon hacia el sur.
La convocatoria fue
aprovechando el feriado conmemorativo del fallecimiento del General Martín
Miguel de Güemes, y la excusa, un arroz con pollo de primer nivel que fue
compartido en dependencias del Casino de Suboficiales del que fuera el G.A.D.A.
121, el “cuartel de Guadalupe” como lo identificaban los lugareños en la
capital santafesina. Hoy, reducido a un “Destacamento de Vigilancia”.
Y allí se dieron cita 30
integrantes de la Compañía América (Comando y Servicios) dispuestos a compartir
anécdotas y rescatar del olvido aquellas vivencias que pareciera quedaron
anidando en las viejas instalaciones cuarteleras que también fueron recorridas.
“Aquí estaba el casino de Oficiales…”, dispara uno de los caminantes del tiempo. Y la
identificación de cada lugar era seguida de la pregunta “¿Se acuerdan cuando…?” dando lugar a una catarata de vivencias
sucedidas en tiempos idos, pero siempre presentes.
Recorrer el cuartel; Repasar el tiempo.
El soldado que, cansado de
estar apostado, no opuso mayor resistencia a una –creída- merecida siesta a los
rayos del sol y el suboficial a cargo le sustrajo el FAL. “¡¿Cómo que le robaron el fusil?!...” fue el inició -y cuyo demás
contenido es fácil de imaginar- de la reprimenda del sargento que lo tuvo
buscando el arma, “la novia del soldado”, hasta último momento sin revelarle
que había sido él mismo quien se la había quitado y escondido.
“¿Se acuerdan cuando nos estaba bailando el zumbo tal?”, agrega otro. Movimientos vivos
inmediatamente después de una ingesta alimenticia tiene en el soldado sus
variadas consecuencias, y entre ellas, la que ocurrió. Tras reiterar el grito
de “¡¡¡Alrededor mío carrera march!!!”
cuando medió un “¡Atención! ¡firrrmes!”,
quien narraba la anécdota como principal protagonista tuvo uno de esos percances…
un potente gas estomacal salió despedido por su boca e impactó de lleno en el
rostro del suboficial a cargo. Y vuelta a empezar el “baile” que, parecía,
había terminado. Los insultos de entonces, proferidos por sus compañeros, se
transmutaron en risas al rememorarse aquellos hechos.
Cientos de anécdotas, como suele
ocurrir en estas circunstancias, continuaron sucediéndose hasta avanzada la
tarde, donde no faltó alguna que otra partida de truco y tampoco recordar el
inesperado viaje hacia el lejano sur que les tenía preparado el destino.
Paraná, Comodoro Rivadavia,
Puerto San Julián, Comandante Piedrabuena. Río Gallegos, estancia Guer Aike y
paraje El Zurdo, fueron algunos de los puntos alcanzados por el G.A.D.A. 121 en
aquel verano de 1978.
Y entre aquellos recuerdos
estuvieron presentes algunos de los momentos más críticos, como aquella noche
en que una sección, ya transformada en infantería helitransportada, fusiles en
mano, debió desplazarse cuerpo a tierra, en noche cerrada hasta el límite mismo
donde comienza la Patria. Máxima tensión, observando en silencio y a corta
distancia a la primera línea chilena. Orden de replegarse. Estuvo cerca. Muchos
no sabrán, hasta hoy, cuan cerca estuvieron de entrar en acción.
Son esas las experiencias
que impactan muy fuerte en el alma. Cada uno la vivió a su modo y la procesó
como mejor pudo. Pero hay un punto en común entre estos soldados de la Compañía
América con otros tantos que se reúnen en distintos puntos del país: la
necesidad de volver a aquel escenario, tal vez como cierre de un ciclo
inconcluso.
Es por esto que ya están
programando un viaje en conjunto hacia aquellas latitudes y hasta incluso
tendrían previsto el alojamiento en un cuartel de la ciudad de Río Gallegos.
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