LAS “CLAVES” SOBRE LA GUERRA DEL BEAGLE
Para comprender lo que ocurrió en aquel verano de 1978 se debe tener en
claro el concepto de la palabra guerra y dar un vistazo a la normativa
específica de la época y a los manuales militares sobre la llamada guerra de
maniobras.
El teniente general (r.) Balza en el foro sobre el Beagle
desarrollado en el Congreso de la Nación.
El pasado 5 de diciembre se realizó en
dependencias del Congreso de la Nación un foro sobre el Beagle, encuentro al
que fui invitado pero lamentablemente no pude asistir. Me llamó la atención la
presencia del teniente general (r.) Martín Balza, quien destacado en su
accionar en Malvinas no podemos decir lo mismo respecto de los acontecimientos
de 1978.
Balza ha manifestado ante
la prensa chilena su desacuerdo con aquella movilización, el estado lamentable
de las fuerzas armadas argentinas en aquel entonces y la seguridad de que la
guerra hubiese sido ganada por el país trasandino. Hay testimonio de ello en
Youtube registrado por la televisión chilena. No nos detendremos en esto, dado
que en el libro“Hubo penas y olvidos”
–entendemos- están los argumentos técnicos y testimoniales que refutan tal postura.
Pero no podemos dejar de sorprendernos ante el hecho de que, en vísperas de un
año electoral, el militar retirado reaparezca en escena “apoyando” ahora la
causa. Cuidado.
Y la advertencia se funda
en que en dos años electorales durante el gobierno del kirchnerismo se
presentaron una docena de proyectos de ley, muchos de los cuales siquiera
fueron ingresados para su tratamiento en comisiones (paso obligado antes de ser
ingresados al orden día en las sesiones)
Lo que sí destaco es lo que
me han comentado algunos asistentes a dicho encuentro respecto de que Balza les
indicó que la clave de todo está en el “decreto
ley 2348/78”. Verdad a medias que amerita una adecuada aclaración:
01.- No es un
decreto-ley, dado que no intervino la C.A.L. en su redacción (Comisión Asesora
Legislativa, que reemplazó la función del Congreso de la Nación durante el
gobierno militar de 1976 a 1983).
Se trata de un decreto,
firmado por José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de economía y por el
teniente general Jorge Videla en su doble rol de presidente de la nación y
comandante supremo de las fuerzas armadas.
Ese decreto fue el que
dispuso la –hasta ahora- movilización militar más grande de la historia
argentina y del continente.
Sugerimos al respecto ver
el artículo subido en este blog bajo el título “Dónde se originó y cómo se instrumentó” publicado en julio de
este año.
02.- Pero mientras
aquel decreto es la prueba de la existencia del masivo desplazamiento de tropas
que nos tocó protagonizar, como la otra cara de una misma moneda, se debe tener
en cuenta el artículo 33 de la ley 16.970/66 (Ley de Defensa Nacional) que disponía
que solo en caso de guerra se podían
crear teatros de operaciones:
Artículo 33: En
caso de guerra el Presidente de la Nación podrá declarar Teatro de Operaciones
a parte del territorio nacional.
Artículo 49: La
movilización es el conjunto de medidas y procedimientos por los cuales se
adecua parcial o totalmente el potencial Nacional para satisfacer las
exigencias de la Seguridad Nacional.
Así, el Decreto 2348/78 y
la ley 16.979/66 son el marco normativo y el fundamento más acabado de que
existió una guerra por el canal del Beagle, islas e islotes adyacentes.
Por lo demás, “guerra” no
es sinónimo de disparos de armas de fuego, prisioneros, heridos y muertos.
“Guerra” es un estado, contrario al de paz. Así se define a la guerra como
“estado contrario al de paz”, y viceversa. Es como la relación conceptual entre
salud y enfermedad. Salud es un estado contrario al de enfermedad.
Y a lo contenido en las
normas antes citadas se deben agregar los conceptos de los manuales militares
de le época respecto de la llamada guerra de maniobras con sus cuatro etapas: 1) Movilización de los medios requeridos, 2) Concentración de los medios, 3) Desplazamiento hacia el lugar elegido, y 4) Articulación para la batalla.
En 1978 tras dictarse el Decreto 2.348 (movilización)
y aplicado lo dispuesto por la ley 16.977 (teatros de operaciones), se dio
cumplimiento a aquellos 4 estadios finales conforme al ORBAT (Orden de Batalla)
y el Rol de Combate asignado a cada brigada, regimiento, batallón, compañía y
sección quedando involucradas las tres fuerzas.
Se puede completar este cuadro de afirmaciones con lo
siguiente.
Por el artículo 33 de la ley 16.977 se crearon solo
dos teatros de operaciones:
01.- Teatros de Operaciones Nor
Oeste (TONO): Comandante General Luciano B. Menéndez.
02.- Teatro de Operaciones Sur
(TOS): Comandante General José Antonio Vaquero.
La acción principal se iba a desarrollar en
jurisdicción del T.O.S. (en el continente) y por eso allí concentraron las
unidades con mayor poder de fuego, incluyendo a la Infantería de Marina que
dejó de depender de la Armada y pasó a hacerlo del Ejército. Hay que destacar también
que, contrariamente a lo que se pueda sostener, no hubiera sido esta una guerra
aero-naval. Las acciones principales, y la definición de la suerte del
conflicto, serían en la parte continental (siquiera en las islas comprometidas
que ya estaban fortificadas y minadas por los chilenos desde meses antes al
decreto 2.348).
Por su parte las tropas movilizadas hacia la frontera
Este (Brasil) lo hicieron como Batallones de Protección (conformado en su
mayoría por reservistas en todas sus jerarquías) y en esa zona no se creó un
teatro de operaciones por una cuestión táctica: de hacerlo, hubiese implicado
una declaración de guerra no formal a la República Federativa del Brasil y una
regionalización del conflicto que era lo que buscaba Chile (con la entrada en
la guerra de Brasil y Ecuador por un lado y Bolivia, Perú y Colombia por otro)
Por todo lo aquí expuesto, se puede afirmar entonces
que las “claves” para entender qué fue lo que en verdad ocurrió en aquel 1978
están en el decreto 2348, en la ley 16.977 y en los manuales militares sobre
guerra de maniobras. Nada de esto contemplaron los proyectos de ley que fueron
presentados y sucesivamente perdieron estado parlamentario.
Quiero agradecer profundamente al sr. Ricardo Veglia,por su ardua e incansable labor para desenmarañar, valga el término, aquellos sucesos del Operativo Soberanía y de esta forma darle a todos los que participamos de esa gesta,la identidad o Status Quo de Veteranos de guerra.De a poco nos vamos acercando a la verdad, verdad que tienen que conocer y reconocer todos los argentinos ya que es la propia historia de nuestra querida Patria.Nuevamente gracias Ricardo, veterano de guerra del Beagle!
ResponderEliminarEl día 22 de diciembre de 1978 un grupo de 60 hombres del BIM3 fuimos trasladados a la frontera norte en la Bahía de San Sebastián y nos apostamos en trincheras que semana antes tuvimos que cavar, si ese día no se armo el conflicto fue por mera casualidad ya que en un vuelo de reconocimiento que hicieron los chilenos a muy escasa altura, la ametralladora antiaérea que teníamos se trabó al tratar de dispararle y no salieron los proyectiles, comentó esto porque a nosotros nos transladaron convencidos de que ya estábamos en guerra.
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