LA MAYORÍA DE LOS BUQUES QUE
INTEGRARON LA FLOMAR EN 1978 FUERON RALEADOS DEL SERVICIO
Muy pocos buques de la Armada
Argentina, que marcharon al combate en diciembre de aquel año en las heladas
aguas del canal del Beagle, continúan en servicio. El resto fue desguazado,
vendido o hundido como blanco naval en prácticas de tiro.
(Pintura alegórica, del artista Carlos A. García, sobre el avance de la escuadra argentina por el canal del Beagle en diciembre de 1978 a la caza de la armada chilena)
La recopilación de datos, que
luego serían volcados al libro “Hubo penas y olvidos – 1978 - La guerra por
el canal del Beagle, islas e islotes adyacentes”, nos permitió concluir
que -en líneas generales- el poderío militar argentino era muy superior al
chileno. La excepción estaba dada precisamente en la armada. La FloMar estaba
bien estructurada y con numerosos navíos de superficie y sumergibles, de
ataque, defensa y apoyo, pero, aunque mucho más reducida, la flota chilena era
más moderna y tenía un respetable poder de fuego.
Y si bien ellos contaban a su
favor un escenario que les era plenamente conocido -con los fiordos costeros
que les permitirían realizar maniobras de evasión y ocultamiento- temían la
presencia del portaaviones ARA 25 de Mayo
V-2.
Al margen de esto, los
expertos y analistas sobre el tema son coincidentes en que aquella guerra
hubiera sido eminentemente continental y allí, fuerza aérea, artillería e
infantería los superaban en número, tecnología y armamentos.
Nos hemos ocupado en este
blog de seguir –en la medida de lo posible- la suerte de la maquinaria de
guerra desplegada por nuestro país entre octubre de 1978 y junio de 1979 (fecha
en la cual se ordenó el repliegue de los últimos elementos apostados en el
Teatro de Operaciones Sur – T.O.S.). Descubrimos así que algunos de los tanques
Sherman, repotenciados para aquella movilización, fueron vendidos luego como
rezago a Steven Spielberg y son los que se pueden ver en la película “Rescatando al soldado Ryan”. También
descubrimos que el otrora Tango 01 (luego TC-91), el Boeing que transportó –y
trajo de regreso a casa- a miles de soldados, fue desactivado, subastado en
2017 en $ 240.000 como chatarra y comprado por la fabricante para la extracción
de repuestos (ver en este blog “TRISTE Y
SOLITARIO FINAL - ¿DÓNDE ESTÁ EL TANGO 01 DE 1978?”, de septiembre de
2018).
Casi igual suerte corrieron
varios de los elementos de la FloMar.
El portaaviones, otrora
orgullo de la armada, fue vendido como chatarra, en u$s 300.000 dólares en
febrero de 1999 y el crucero ARA Belgrano
C-4, como es sabido, fue hundido en 1982 en un crimen de guerra nunca
denunciado oficialmente.
De los 4 submarinos en
servicios en 1978, solo continúa activo el Salta
S-31. El Santa Fe S-21 fue
capturado en 1982 por los ingleses en Malvinas y hundido en 1985, en tanto que
el Santiago del Estero S-22 fue dado
de baja y desguazado en 1981, siguiendo igual destino el San Luis S-32 en 1997.
La lancha rápida torpedera Towora P-84, fue dada de baja en 1984 y
posteriormente donada a la Asociación
Fueguina de Actividades Subacuáticas y Náuticas, quedando ubicada en tierra
como depósito.
Las dos unidades de
desembarco Cándido De Lasala Q-43 y San Antonio Q-42 fueron retiradas del
servicio activo en 1981 y 1997 respectivamente. Sobre la primera encontramos
datos de que fue desguazada en 1982. También lo en 2014 la lancha patrullera Muratore P-20.
De los 8 destructores que
surcaron las aguas del Beagle en aquel verano de 1978, siete fueron dados de
baja. Fueron desguazados: Rosales D-22
(en 1981), Almirante
Storni D-24 (1981) y Seguí D-25 (1983). Fueron hundidos, al ser
utilizados como blancos para prácticas de tiro de artillería naval: Almirante Domecq García D-23 (1982), Bouchard D-26
(retirado en 1985, hundido en 1988), Piedrabuena
D-29 (1988) y Comandante Py D-27
(1987, hundido por un torpedo del submarino Santa
Cruz S-41).
El destructor Bouchard D-27 había intervenido en el rescate de 400 náufragos del ARA
Belgrano y tal vez como solapado reproche por haberse alejado del crucero al
momento del fatal ataque, terminó hundido en las aguas del Atlántico sin
reconocimiento alguno por el salvataje que llevó a cabo tras regresar a la zona
del naufragio.
Los cuatro barreminas, Neuquén M-01; Río Negro M-02; Chubut M-03; y
Tierra del Fuego M-04 fueron raleados
del servicio en 1997, en tanto que los dos buques cazaminas, Chaco M-05 y Formosa M-06, fueron dados de baja en 2003.
De los siete buques avisos solo
hemos podido confirmar que han sido dados de baja cuatro: Yamana A-06 (1985), Comandante
Irigoyen A-01 (2009, convertido en museo en San Pedro, provincia de Buenos
Aires), Comandante Somellera A-10
(hundido en 2017) y Alférez Sobral A-09
(2018). Hay datos contradictorios respecto del Thomson A-04 que alguna fuente lo indica como desactivado en 1979
en tanto que no pudimos obtener información sobre la suerte corrida por el Diaguita A-05.
Sobre el Yamana A-06, existen versiones que indican que en 1994 fue
dispuesto como blanco de tiro naval siendo impactado por un misil Exocet AM39
que no logró enviarlo a pique, tarea que fue culminada por un submarino con el
disparo de un torpedo SST-4. Por su parte el Comandante Somellera A-10 había sufrido un accidente en 1998 que lo
hundió en puerto parcialmente. Reflotado, se intentó repararlo, pero finalmente
quedó abandonado hasta que en el año 2017 fue llevado mar adentro y hundido por
el disparo de un misil Exocet.
De los tres navíos de
transporte, el buque cisterna Punta
Médanos B-18 fue dado de baja en 1984.
De acuerdo a los datos
obtenidos, de las embarcaciones que operaron en 1978 siguen activas las lanchas
rápidas cañoneras Intrépida P-85 e
Indómita P-86; la lancha rápida torpedera Alakush P-82; la lancha
patrullera King P-21; las lanchas
patrulleras rápidas Baradero P-61,
Barranqueras P-62, Clorinda P-63 y Concepción
del Uruguay P-64; las corbetas Drummond
P-1 (hoy, P-31)
y Guerrico P-2 (hoy, P-32); el aviso Gurruchaga A-03; y los transportes Canal Beagle B-3 y Bahía San
Blas B-4.
Respecto de destructor Hércules D-28, (hoy, B-52) se ha experimentado una de esas ironías que tiene siempre
reservada el destino. En 1978 la flota argentina que el 21 de diciembre se
internó en aguas fueguinas para tratar de interceptar y neutralizar a la
chilena el día D, y uno de esos grupos de tarea naval fue integrado por el
destructor. En la década del 90, dada su antigüedad, fue reconfigurado y para
tal fin fue enviado –nada más y nada menos- a los astilleros de la armada
chilena donde se lo adaptó como transporte rápido de tropas.
Como reza una de las estrofas del tango Tiempos Viejos (de Canaro y Romero),
conforme pasa el tiempo, “Yo y vos solos quedamos,
hermano / Yo y vos solos, para recordar...”