CHILE PREVEIA UN
ENFRENTAMIENTO DE DESGASTE DEFENDIENDOSE EN UNA GUERRA DE GUERRILLA
El general José Antonio Vaquero, comandante del Teatro de Operaciones Sur en 1978, frente a una mesa de arena
Tal como lo sostenemos en el libro “Hubo
penas y Olvidos…” es imposible precisar el resultado de algo que nunca
ocurrió ni los hechos podrán repetirse tal como se dieron en un momento
histórico determinado. Pero –y tal como lo hicimos en el libro- sí se puede
especular un poco y refutar algunas afirmaciones del teniente general Martín
Balza formuladas hace algunos años ante la prensa chilena y –a posteriori-
también en la argentina.
Dijo Balza a diario La Tercera (Chile)
en 2003:
-¿Realmente cree que Chile habría ganado la guerra con
Argentina en 1978?
-Estoy convencido, por razones que he expuesto en mis libros "Dejo constancia" (2001) y "Malvinas, gesta e incompetencia" (2003). Ahí expreso cuál era la situación de las Fuerzas Armadas, fundamentalmente del Ejército, en 1982.
-Estoy convencido, por razones que he expuesto en mis libros "Dejo constancia" (2001) y "Malvinas, gesta e incompetencia" (2003). Ahí expreso cuál era la situación de las Fuerzas Armadas, fundamentalmente del Ejército, en 1982.
-¿Y por qué cree que Chile hubiese ganado?
-El Ejército
después de 1955 tuvo como enemigo interno al Partido Justicialista (peronista)
y luego a todo lo relacionado con quien adhería a una doctrina comunista. Se
consideraba enemigo a todo aquel que disentía fundamentalmente de los gobiernos
militares o dictatoriales que se sucedieron entre 1955 (cuando derrocaron a
Juan Domingo Perón) y 1976 (cuando dieron el golpe de Estado contra María
Estela "Isabelita" Martínez, viuda de Perón).
Dijo Balza a diario La Nación en 2003:
Si se hubiera producido la guerra con
Chile de diciembre de 1978 de la que estuvimos tan cerca ¿Quién piensa que
habría ganado esa guerra?
Chile.
El ejército argentino no estaba preparado para ese conflicto, porque desde 1955
en adelante se preparó para combatir con un enemigo interno.
Afirmó así el ex jefe militar ante los periodistas a uno y otro lado de la
cordillera que nuestro país hubiese perdido la guerra por los siguientes
motivos: 1) Las fuerzas armadas
nacionales estaban enfocadas desde hacía años a enfrentar a los grupos
terroristas; 2) No había
equipamiento para una guerra convencional; 3)
El terreno favorecía a los chilenos que podrían emboscar a los blindados e
infantería en los desfiladeros que conforman los pasos cordilleranos.
Y sobre esto formulamos, desde entonces, algunas aclaraciones.
01.- Si bien las fuerzas armadas argentinas
centraron su accionar en reprimir a las organizaciones guerrilleras que
operaban en el país, nunca abandonó lo que se llama Hipótesis de Conflicto (HC). Y en ese marco Argentina tenía, a 1978, tres
H.C.: Brasil, Chile y Gran Bretaña.
02.- En este marco de H.C. el gasto militar
argentino en 1978 fue de 2.300 millones de dólares, contra los 700 millones
destinados para las fuerzas armadas chilenas.
03.- Argentina producía aviones (Pucará),
ensamblaba camiones Mercedes Benz (muchas unidades habían sido compradas por el
ejército chileno), fabricaba fusiles, pistolas, pólvora, municiones y
explosivos (Chile tenía totalmente paralizada su industria militar)
04.- En el marco de la guerra fría, desde 1952
por la firma del Pacto de Ayuda Militar (P.A.M.) EEUU le había asignado a Chile
la misión de fuerza de enlace en su lucha Este-Oeste,
capitalismo vs. comunismo. Es decir, solo podía incorporar aviones o buques de
transporte de carga y tropa. Recién en 1966 se le autorizó a adquirir y en
forma muy limitada algunos aviones de combate y barcos de guerra. Firmado el
P.A.M. en el 52 al año siguiente (en forma triangulada) compran algunos aviones
a Gran Bretaña y recién vuelven a hacerlo en el 66. Para el 78 su fuerza aérea
estaba en estado crítico. No tenían radares y el 80% de sus aviones estaban
inoperantes. Se sumó a esto la restricción armamentista impulsada por el senador Edwar Kennedy en 1976 y
sostenida por el presidente Jimmy Carter en 1977. Por este motivo cuando en
1978 Chile envió a reparar a Londres los motores de sus aviones Hunter quedaron
allí retenidos y las aeronaves desactivadas en su país.
05.- Argentina podía comprar armas y equipos
en el mercado armamentístico internacional. Chile no (tenía que triangular las
operaciones, pagando más, sin garantía, sin instructores, sin repuestos y aequiriendo
lo que pudieran conseguir)
06.- En 1978
Argentina compró las lanchas patrulleras Baradero P-61, Barranqueras P-62, Clorinda
P-63 y C. del Uruguay P-64,
equipadas con 2 lanzacohetes múltiples, 4 ametralladoras MGS 12,7 mm y 2
Oerlikon de 20 mm. Fueron destinadas al Area Naval Austral. Se incorporan las
corbetas Drummond y Guerrico equipadas con 2 lanzatorpedos antisubmarinos
triples Whitehead AS-244, 1 cañón de tiro rápido Creusot Lore, 2 ametralladoras
Oerlikon de 20 mm y 2 MGS 12,7 mm, además de un Breda Bofors 40mm.
En 1974 se habían sumado, a
los 2 ya existentes, los submarinos S-31
Salta y el S-32 San Luis dotados
con torpedos MK-37 y SST-4. Todo muy superior al único submarino que tenía en
servicio Chile.
La
Fuerza Aérea había incorporado 7 aviones Mirage Dagger y 20 misiles Shafrir II
MK IV (que se sumaron a otros 20 en stock) y había incorporado también 8 helicópteros Bell 212
IFR y para apoyar a la Infantería de Marina se compraron 4 Alouette SA 31B
equipados con torpedos Moneywell MK 44 y Whiteheads A244S. Esta dotación se sumó
a los 10 ya existentes comprados en 1970 y 1971.
Se repotenciaron
los motores, y colocaron cañones de 105 mm, a 120 tanques Sherman y se
incorporaron 100 tanques SK 105 A1 Krussier, austríacos (que honor a la verdad
debemos decir que a diciembre de 1978 no estaban ensamblados y listos para
operar)
07.- Del 74 al 76 Chile triangulo la compra de equipamiento, en forma
limitada, por la H.C.Vecinal (Perú/Bolivia) por lo que fortificó en forma
restringida solo su frontera Norte. Aquella HC Vecinal les había hechos
abandonar la llamada HC3 (Hipótesis de Conflicto conjunto con Perú, Bolivia y
Argentina). Es decir, habían descuidado totalmente el centro y sur de su país.
Como se puede advertir, la compra de algunos tipos de
vehículos de combate (terrestres, aéreos y navales) realizada desde 1970 a 1978
no estuvo orientada a luchas internas (guerrilla) sino a una guerra
convencional.
En muchas unidades la tropa vivió en 1978 dos
periodos de instrucción a diferencia de sus precedentes. Al comienzo, la
clásica instrucción que se podría decir, sí orientada a combatir la guerra de
guerrillas, en tanto que concluido el mundial el entrenamiento se orientó a la
guerra convencional.
Pero además los propios mandos chilenos dudaban de la
posibilidad de una victoria y por eso manejaban un plan B y hasta un plan C. El
primero de ellos era que, vencida la resistencia las tropas chilenas debían
diseminarse en su territorio y pasar a desplegar una guerra de guerrilla y para
ello se habían dispuestos escondites de armas, municiones y medicamentos (pero
Argentina estaba preparada también para enfrentar este tipo de situaciones). La
otra opción era la regionalización del conflicto con la HCV3
El General Fernando Matthei Aubel, comandante de la
fuerza aérea chilena en 1978 sostuvo en un reportaje en su país que: “La
situación de Chile era de una desventaja enorme. A esto se agrega el hecho de
que Argentina tiene una gran profundidad (...). Nosotros somos un país estrecho
y en ninguna parte de la frontera está a más de unos pocos minutos de vuelo de
un avión moderno de combate. Es decir, no teníamos posibilidad de detectar un
ataque aéreo a tiempo y de enfrentarlo. Una vez que cruzaban la cordillera,
estaban encima de nosotros (...). Además, Argentina tenía la iniciativa (...) y
en aviación, ese golpe de sorpresa puede ser fatal”
En otro reportaje, al ser
consultado si la fuerza aérea a su mando estaba preparada para enfrentar a las
fuerzas armadas argentinas, Matthei Aubel afirmó “no, no lo estaba, pese a los preparativos realizados en
1974 para amortiguar la amenaza peruana y al hecho de haber recibido ya los
F-5. Conversamos en su momento sobre la falta de radares, de cañones, de
misiles antiaéreos, pero aparte de eso, en 1978 los Hunter estaban embromados a
causa del embargo inglés: de los treinta que teníamos en inventario, en
vuelo quedaban tal vez una docena. Por otra parte, lo poco y nada que teníamos
estaba concentrado en el norte. […] La situación en la base de Punta Arenas era
una verdadera pesadilla, más cuando lo que no se había hecho planificadamente sólo
se podía improvisar en ese momento”
Por su parte, el
vicealmirante Hernán Rivera, jefe del estado mayor de la escuadra naval chilena
en 1978 sostuvo: “de no haber mediado las condiciones de tiempo, y
si los argentinos hubiesen cumplido el plan ‘Soberanía’, esto no se habría podido
parar (…), el ‘Prat'’ habría sufrido daños
importantes como consecuencia del ataque de los aviones del ‘25 de Mayo’. Por
eso nos colocamos en una disposición de combate en la que primero estaban los
buques misileros, que en el fondo eran los que iban a decidir esta cuestión en
el combate de superficie”.
Si bien como lo sostuvimos al comienzo es imposible precisar un resultado
sí queda una reflexión que resulta irrefutable. Las afirmaciones de Balza no
son sostenibles desde ningún punto de vista. Las fuerzas armadas argentinas se
habían equipado para una guerra convencional y los altos mandos chilenos
preveían más llevar a la práctica planes alternativos de defensa (guerra de guerrillas
o regionalización del conflicto).